En el corazón del semidesierto potosino, donde la historia, la magia y la leyenda se mezclan con la tierra, nació una de las experiencias más intensas para los amantes del rock independiente: Jergas Fest. Un festival que ha resistido el paso del tiempo, la falta de recursos y las distancias extremas para convertirse en un punto de encuentro esencial para la escena stoner, doom y rock independiente en México.

En esta entrevista exclusiva para nuestro blog, conversamos con Carlos Hellacopter, el cerebro y alma detrás del Jergas Fest, que este 2025 llega a su décima edición en el místico pueblo mágico de Real de Catorce. Aquí nos cuenta cómo surgió este mítico festival, los retos que ha enfrentado y por qué, después de una década, sigue siendo uno de los eventos más auténticos del país.

Prepárate para conocer la historia de un festival autogestivo que mantiene la esencia del underground, lejos de los reflectores comerciales y fiel a su raíz DIY. Así que ajusta el volumen, abre una cerveza artesanal y sumérgete en la leyenda del Jergas Fest.

Realmente fue algo fortuito, yo andaba en CDMX en 2012 en un concierto de Roger Waters y al finalizar el concierto vi tocar a Cthulhu en el Chanti ahí en el centro de CDMX y dije estos vatos tiene que tocar en Real de Catorce, así que gestioné todo y los llevé a tocar allá en ese año. Originalmente mi idea había sido meterlos al festival de Jazz que se hacía en esos años ahí en Real, pero por cuestiones de logística, Renata que era la organizadora del festival de Jazz, me consiguió el Palenque y ahí armé la tocada con Cthulhu. En pláticas con el Tracher posterior a esa primera tocada me comentó que había más bandas que querían ir a tocar a Real de Catorce y así en 2013 ya como Jergas Fest se armó con bandas de CDMX, SLP y MTY.

nota: El Palenque de Gallos Lavín es un anfiteatro hecho de cantera, fue edificado en el año 1863 y destaca por la calidad de su acústica, esta ubicado en Real de Catorce, SLP.

Si hubo un festival que pudiera decir que influyó en la creación del Jergas Fest, fue el Festival de Jazz de Real de Catorce; si no hubiera existido ese Festival, no se me habría ocurrido llevar a Cthulhu a Real esa primera vez. Por otro lado, solo usé el título de Fest para darle más fuerza al nombre del Jergas, lo cual sí lo pensé en cuanto estaba armando la logística de la segunda tocada en 2013. El Jergas es un personaje emblemático de Real de Catorce y “Tocada Jergas” no se escucha tan chingón como “Jergas Fest”. Lo que influyó en el nombre fueron las historias de terror del Jergas con las que me atormentaban mis jefes cuando era niño cada que íbamos a Real.

En esos primeros años las bandas corrían con todos sus gastos y yo cubría los gastos que hicieran falta del sonido (PA y Backline) ya que varias veces mismas bandas llevaban equipo, solo dos veces pude conseguir apoyo del gobierno estatal para el PA, pero el resto fue así. En un año no recuerdo cuál, un HDSPM llegó y se instaló con todo un puesto de mercancía sin pedir permiso de ningún tipo y vendió chingos de mercancía, a partir de esa ocasión prohibí poner puestos de cualquier tipo y oficialicé que solo las bandas que van a tocar ese día pueden vender mercancía de su banda, no sellos & no distros; esto con la finalidad de que con la venta de su mercancía puedan recuperar parte de los gastos que involucra ir al festival. Esa regla permanece hasta el día de hoy. En números planos, con la venta de las playeras del festival alcanzaba a cubrir alrededor de la mitad del gasto del sonido, así que gracias a todos los que compraron y compran playeras del festival.

Desde las primeras ediciones hasta la fecha, para mí el Jergas Fest sigue siendo un lugar de encuentro con camaradas que muchas veces solo puedo ver en el Jergas ya sea por trabajo o porque vivimos en ciudades muy lejanas o porque la vida adulta no lo permite; el festival es un punto de encuentro de mucha gente y creo que eso es lo que lo ha mantenido vivo estos años. Adicional, el poder llevar gente con el festival a Real de Catorce, donde dependen exclusivamente del turismo, ha sido un gran aliciente para mantener el festival.

Creo que “underground” es una palabra que con la utilización masiva del internet debería dejar de utilizarse para designar cualquier tipo de movimiento independiente. No estoy seguro si el festival está consolidado o no, para mí el Jergas Fest sigue siendo un festival independiente. En parte por mi aversión de hace unos años por las redes sociales, no me entero de mucho de lo que se dice del festival, solo lo que me comentan en persona y es que es conocido en varias partes del país en los círculos de música independiente.

El festival ha cambiado en algo muy importante y es que en el momento que tuve que empezar a cobrar la entrada, esto me permitió poder ofrecer ayuda a las bandas que antes ni pensar en ofrecer, es complicado todavía poder cubrir todos los gastos de las bandas porque el público que asiste al Jergas Fest, todos sin excepción, tienen que hacer un viaje de al menos un fin de semana a Real de Catorce, pagar hospedaje, comidas, bebidas y aparte su entrada al Fest, contrario a cualquier festival que se desarrolle en una ciudad en la que la mayoría de la gente solo tiene que tomar un Uber para llegar. Esta es la razón por la que el Fest es tan barato, para asegurar que la gente pueda continuar yendo hasta allá; aun así, hay gente que dejó de ir cuando empecé a cobrar.

El tener fondos de las entradas ha permitido que el Jergas Fest sea mejor organizado, el dar un apoyo económico a las bandas y a las personas que hacen que a nivel escenario todo sea lo más profesional posible, hace que la experiencia sea mejor para el público y las bandas.

Por lo general escucho todas las recomendaciones que me hacen ya sea por terceros o por las mismas bandas; irremediablemente trato de mantener lo más posible los géneros afines al Stoner/Doom, la razón de esto es un tema de seguridad, el lugar es pequeño y esta lleno por todos lados de piedra y ángulos que son peligrosos si la raza se agarrara a hacer slam o mosh. Con esto en mente, me enfoco en ir creando un line up que vaya variando a lo largo de la tarde, tomando en cuenta el horario de cada banda, de manera que no sea un mismo estilo o tipo de banda seguido una de otra.

Creo que el principal cambio es que antes batallaba para encontrar bandas, había pocas y muchas de estas estaban inactivas, etc. Hoy por un lado es más fácil no repetir bandas, pero también es más complicado escoger porque cada vez hay más bandas que tocan muy chingón.

El primer reto es que yo no vivo ahí, entonces para toda la gestión me toca hacer varios viajes al año para tramitar el permiso y revisar logística de varias cosas.

También, tengo que ser muy ordenado porque si algo se olvida, es muy difícil conseguir casi cualquier cosa en Real. Tengo que asegurarme de que las bandas tendrán todo lo necesario para tocar en caso que falle algo y siempre falla algo; si no falla nada, estás haciendo algo mal jaja.

Creo que el impacto, aunque sea una vez al año, en cada ocasión ya es esperado por la gente del pueblo, esto porque es un fin de semana de 2-3 días con gente consumiendo (hospedaje, comida, cerveza, consumo en las tienditas, etc) y eso ayuda a la economía local.

Indudablemente, de entrada Real de Catorce es un Pueblo Mágico oficial por haber sido un pueblo minero fundado hace 300 años y estar en medio de la sierra, y cuya principal vía de acceso en carro es a través de un túnel de 2 km de largo. Tiene también un aura de misticismo que rodea al pueblo por el tema de los Huicholes, y adicional para muchas personas es imposible no asociar a los músicos en el Palenque con el Live at Pompeii de Pink Floyd (esto en el colectivo imaginario, no es idea mía).

No viendo el festival como una fuente de ingreso o negocio, creo que eso ha mantenido ese espíritu autogestivo.

Hoy día el festival se mantiene de lo recolectado en las entradas, venta de las playeras y otra parte de mi bolsa. No hay patrocinios ni los he pedido, los patrocinios demandan compromisos y esos compromisos después hay que traducirlos a tener que meter bandas que nada que ver con el festival.

Creo que al transmitir de boca en boca la experiencia vivida tanto como público o como músico en el Jergas Fest, ha sido clave para que el festival continúe vivo. Todos los años hay gente que va por primera vez al festival y regresan una o más veces, así como bandas que tocan por primera vez y luego regresan como asistentes para disfrutar el festival sin la presión de tocar. Sin todo esto el festival ya no existiría, yo de plano no hago mucha promoción en redes, literal la página en FB dura inactiva 10 meses del año, hice un IG y tampoco he entrado a moverle nada. Indudablemente el boca en boca de la gente es lo que mantiene vivo el festival.

En una ocasión vinieron unos hippies desde Portland, sin avisar (no estaban en el cartel), yo me enteré cuando llegaron las bandas a Real y literal para no mover el orden de las bandas los puse a abrir y tocaron y vendieron todos los vinilos que traían para una gira en México, así que ya no hubo vinilos para el resto de su gira.

Varias veces cuando andaba experimentando con la mejor fecha, o caía una tormenta un día antes, o un día después, tormenta tipo valió vertebra el festival, pero nunca el mero día; en los primeros años atribuían a los ovnis o a los huicholes o al peyote o a lo que fuera que se nublara y en cuanto empezaba la música se despejaba el cielo, pero si tuvimos varias bandas tocando en el lodo o con llovizna; muchas vomitadas al lado de las pedaleras de los grupos, raza haciendo mosh que casi tumban el sonido, rockstars berrinchudos, raza que la han atrapado fumando hierba los polis y luego los sueltan, raza que se ha caído de borrachos adentro y fuera del palenque, caminatas nocturnas al cerro del quemado, músicos que se pierden antes de llegar y no tocan o que se pierden en la noche del festival y al otro día aparecen transformados en otra persona, fogatas masivas improvisadas en el after del Jergas Fest, etc, etc.

También hay cientos de historias de la gente que ha asistido al festival sobre cosas que les han pasado antes (de llegar), durante y después (en el after) del festival.

Cada que termino un Jergas Fest me digo que ya no volveré a hacer otro pero siempre termino organizando uno más, así que por lo pronto el plan es hacer esta décima edición el 13 y 14 de Junio (edición especial de dos días por décimo aniversario). No voy a sacar el festival de Real de Catorce porque gran parte del festival lo hacen el palenque y el pueblo en sí.

Hace casi 13 años y 9 ediciones desde que empezó el Jergas Fest y es algo que ya pasó a ser parte de mi vida y cada que tomo la decisión de volverlo a hacer me emociono. También me da orgullo haber logrado resucitarlo después de la pandemia y que haya venido la gente y el festival haya permanecido en la memoria e interés de la gente a pesar de esos 4 años en los que no hubo edición (2018-2021). El Jergas Fest es para que las bandas tengan un espacio en donde poder tocar y que les guste y les emocione tocar ahí y lo disfruten y también el público tenga un lugar donde pasarla chingón con sus amigos escuchando buenas bandas y el viaje de ir hasta allá sea memorable cada vez.

Nadie logra nada solo por si mismo, así que el festival ha sido el cúmulo de ayuda de mucha gente empezando por mi familia, Gaby y mis hijas Xophya y Nathalia, mis compadres Checo y Martha, Calín y Laura; el Tracher, Sandy, Jared; mis camaradas de la adolescencia, las más de 50 bandas que han tocado en el festival y las amistades que he forjado con muchos de ellos a raíz del festival, para todos ellos el mensaje es de agradecimiento y gratitud.

Después de esta charla intensa con Carlos Hellacopter, queda claro que el Jergas Fest es mucho más que un simple festival de música; es un ritual anual que une a rockeros, stoners, doomers y melómanos en un escenario cargado de historia y misticismo como lo es Real de Catorce. Es un espacio donde la pasión por el rock independiente trasciende generaciones y ciudades, conservando la esencia DIY y la filosofía de la autogestión que lo vio nacer.

En un mundo de festivales cada vez más corporativos, el Jergas Fest resiste con autenticidad y espíritu rebelde. Y este año, en su décima edición, promete ser un viaje inolvidable.

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