El Godínez Rockero: La Doble Vida de Quienes Viven para la Música en el Mundo Corporativo

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La escena rockera siempre ha sido sinónimo de libertad, rebeldía y noches en los mosh pits, pero ¿qué pasa cuando detrás de cada grito de guitarra distorsionada y cada camiseta de banda, hay un Godínez en camisa y corbata que de día se enfrenta al Excel y las juntas interminables? Este es un homenaje a esa banda oculta que entre plazos de entrega y burocracia mantienen vivo el espíritu del rock y se transforman en guerreros del riff al salir de la oficina. Sí, estoy hablando de los Godínez Rockeros, esa subespecie de almas indomables que saben lo que es el verdadero sacrificio, porque su vida es una montaña rusa entre ser fichas del sistema y rebeldes de corazón.

Entre Corbatas y Playeras de Bandas

Verlos en la oficina podría sorprender a cualquiera. Durante el día, lucen una camisa cuidadosamente elegida para aparentar formalidad, un peinado medio domado y una sonrisa que lucha por ocultar su auténtica naturaleza rockera. Pero no te dejes engañar, en cuanto suena el último timbre del reloj laboral, estos Godínez cambian los zapatos de oficina por los vans, los converse o las botas gastadas de tantos conciertos y la camisa de botones se transforma en una playera de Iron Maiden, Sex Pistols o de cualquier banda que haya dejado una marca indeleble en su historia.

Es un acto casi de magia, el rebelde que está atrapado en el sistema se revela al caer la noche. Porque, al final, estos rockeros urbanos viven dos vidas paralelas, como Clark Kent y Superman, aunque sus poderes se limitan a sobrevivir en el mundo laboral para después soltarse en el mosh pit más cercano.

Sacrificios, Ahorros y Pasión

¿Quién dijo que el rock no cuesta? No son pocos los rockeros godínez que para financiar su adicción a la música en vivo renuncian a lujos o se convierten en maestros de la administración de gastos. Porque cuando llega esa época del año en la que los carteles de los festivales se publican y los boletos de preventa salen a la venta, ellos ya están listos. Y es que esos boletos representan no solo un gasto, sino una inversión en su libertad.

Aquí es donde la vida del Godínez Rockero realmente se sale de la norma. Mientras otros compañeros destinan su aguinaldo a cosas más convencionales, él está planeando cómo asistir a los próximos grandes festivales: Corona Capital, Hell and Heaven, Vive Latino o incluso se lanza a festivales en el extranjero como el Coachella o el Download Festival. Ser un rockero y asistir a escuchar a sus bandas favoritas requiere sacrificios; ahorrar para ese viaje a la próxima gran tocada es casi una misión de vida. Pero para él, cada centavo vale la pena. La experiencia de ver en vivo a sus héroes, estar en primera fila y vivir esa conexión indescriptible con miles de personas, es algo que no se puede poner en números.

godinez rockero
Imagen de Diana Grytsku

Un Fanático de los Conciertos: Pasión que Cuesta, pero que Vale Cada Centavo

Muchos prefieren caminar al trabajo durante semanas para ahorrar en transporte, otros renuncian a las salidas a comer y eligen llevar su tupper diario (ah, el noble tupper de la resistencia). Cada peso que ahorran es un paso más hacia la entrada de ese concierto que esperan durante todo el año. Son sacrificios que no cualquiera entendería, pero que para ellos valen la pena. Porque estar en un festival rodeados de gente que comparte su pasión es como regresar a casa.

Historias de Oficinas y de Rock: Cuando el Corazón Está Dividido entre Dos Mundos

En el banco de anécdotas de cualquier Godínez Rockero, hay de todo. Desde escapadas de oficina para alcanzar la última parte de un concierto hasta aquella vez que su jefe lo descubrió con la camiseta de Metallica debajo de la camisa de vestir. Son historias que muestran que aunque a veces parezca difícil vivir entre dos mundos tan distintos, con la actitud correcta, se puede.

Y no es solo una cuestión de apariencia o gustos musicales, el rockero en la oficina trae consigo un espíritu de camaradería y honestidad. No importa cuánto tiempo pase en una oficina, su esencia siempre estará en cada palabra que dice, en cada risa y en cada broma lanzada al aire. Al final, lo que hace a un rockero no es su ropa, ni el volumen de su música, sino esa capacidad de vivir intensamente, de no conformarse y de ser auténtico sin importar el entorno.

Ser Rockero y Godínez: Más que una Doble Vida, una Filosofía

Esta dualidad es al final lo que los hace únicos. Pueden estar en una junta en la mañana contestando correos pero por la noche estarán en primera fila, con los puños en alto, cantando a todo pulmón y recordando que son ellos mismos en su máxima expresión. Porque para ellos el rock es una forma de vida, una escapatoria y una terapia en una sociedad que a menudo quiere que todos sean iguales.

Así que, si ves a uno de estos guerreros de la dualidad rockera en la oficina, respétalos. Sabes que detrás de ese traje o de esa camisa planchada, hay un alma indomable que espera el momento de soltarse. Porque al final, ellos entienden lo que realmente significa la libertad y en ese proceso de supervivencia diaria encuentran la manera de aunque sea solo por unas horas, ser completamente ellos mismos.

“Porque el rock no se lleva en la ropa, sino en cada fibra del ser.”

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